Curso Ser Deseo - El puente y el practicante

El Puente y el Practicante

Curso Ser Deseo - El puente y el practicante

Las tradiciones de sabiduría han hecho hincapié en la figura de “El buscador espiritual”. Pero “buscar” es solo un momento del camino; su contrapartida natural es “encontrar”.

Y una vez que uno encuentra -una intuición, un camino, una forma de estar en el mundo-, el llamado es a encarnar ese hallazgo y darle raíces. Ahí es donde aparece la energía fiel y consistente que llamamos “El practicante”. En este taller, veremos cómo diseñarnos una vida de prácticas personales vitalizantes, que nos recuerden cada día quiénes somos, y cómo elegimos vivir.

Luego exploraremos la manera en que nuestras elecciones conviven en el mundo con las elecciones de otros. ¿Cómo me llevo con aquellos que piensan, sienten o actúan de maneras que yo no elegiría? ¿Puedo hacer de estas diferencias un camino de crecimiento emocional y espiritual?

Bienvenidos a “El Puente”, el arquetipo de la conexión madura, la comprensión y la trascendencia; una energía que hoy necesitamos cultivar más que nunca.

Ojalá puedas sumarte en el mes de septiembre, para incorporar herramientas de coherencia interior y exterior, y expandirlas en el mundo!

Horarios: Martes a las 19 / Miércoles a las 19 o a las 19 / Jueves a las 18.30

Arancel: $ 6000 / U$D 45 el módulo/mes.

Preguntas: info@fabianafondevila.com

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Rezar

Elisa H.

No tiene que ser

un lirio azul, puede ser

una maleza en un terreno baldío,

o unas piedras pequeñas; simplemente

presta atención, luego junta

unas palabras, y no intentes

que sean elaboradas, esto no es

un concurso, sino un umbral

a la gratitud, y un silencio en el que

otra voz pueda hablar.

Mary Oliver

Terry Patten

Vivir y morir de la mano del asombro

Terry Patten, octubre 2020

Conocía a Terry Patten, amado autor, mentor y maestro para tantos, y no lo conocía.

Inspirada por la claridad de sus enseñanzas, su honestidad y su corazón casi translúcido, me acerqué a él varias veces a lo largo de los años. Primero una entrevista, luego una consulta sobre esto o aquello, propuestas de iniciativas espirituales de uno u otro tipo. Por último, la calidez del diálogo me envalentonó a pedirle el regalo de sus palabras en mi libro, y esto, también, accedió con la gracia de siempre. 

Disfruté de sus charlas; amé su último libro (“A New Republic of the Heart. An ethos for revolutionaries”); le propuse traducirlo al español, aceptó encantado; seguí con interés el experimento de cambio social que emprendió en el 2019, mientras yo intentaba el propio, a un continente de distancia. 

¿Por qué digo, entonces, que no lo conocía?

Porque a veces, el carácter más profundo de una persona emerge cuando la vida nos pone contra la pared, en una situación de todo o nada, como el diagnóstico de cáncer terminal al que se enfrentó en el día en que cumplió 70 años, el 1ro de abril de este año. 

No me sorprendió que compartiera la noticia sin medias tintas. Tranquilizó a su comunidad, asegurando que haría todo lo posible por sanarse, y seguir disfrutando del mundo y las personas que tanto amaba; compartió una sorpresa: el cese inmediato de su sensación  histórica de “no estar haciendo suficiente” (se escuchó pensar: “Si es así, si te queda poco tiempo, está bien, podés irte, hiciste un buen trabajo”). Con la misma frescura declaró que no pensaba pasarse el tiempo que le restara peleándose con su sino, y perdiéndose de vivir con asombro y gratitud cada momento.

Pasaron las semanas y los meses, y todo intento de la medicina convencional (que, de entrada, le había prometido poco) resultó infructuoso. Cuando decidió detener esos tratamientos, se sintió liberado para abrazar su vida tal y como era. Al principio, los informes llegaban en primera persona; con el agravamiento, quedaron a cargo de Deborah, su ex esposa y gran amiga. 

En las últimas semanas, junto a algunos amigos (también maestros espirituales), Terry ofreció una serie de cuatro encuentros, apropiadamente titulados “Iluminando cada oscuridad”, centrada en una mirada espiritual del vínculo con la mortalidad personal y colectiva. Como tantos, Terry proclamaba la necesidad de dar un giro radical en nuestra forma de vivir en el planeta, antes de que fuera demasiado. Su diagnóstico le dio la oportunidad de abocarse a este dilema con una comprensión nueva. 

Uno de los últimos encuentros, en el que dialogó con su amigo Craig Hamilton, lo mostró lúcido, todavía enérgico, y con una habilidad conmovedora de describir y compartir los muchos aprendizajes que trajo su incursión repentina en la impermanencia.

Comparto algunos fragmentos:  

“Al principio, leyendo sobre los viajes de otras personas con cáncer, me encontré con muchas referencias a  “a dar batalla contra el cáncer”. Enseguida supe que esa no sería mi verdad, ese ‘ego de Terry’ luchando a brazo partido contra la realidad. Convertirlo en un esfuerzo lo vuelve algo en lo que puedo tener éxito o fracasar, alista las motivaciones y los miedos más egoicos, y crea una relación equivocada con la maravilla de todo el proceso.”

“He descubierto que cada momento presenta un reto diferente. En algunos momentos se trata de hacer espacio para la incomodidad de los tratamientos y tratar de sostener la conexión con ese contexto más grande, más amplio. Y en otros momentos me siento tan vivo, tan despierto, que casi diría que es el momento más feliz de mi vida.”

“Estar más cerca de las lágrimas ha sido la medida de mi arraigo. Son lágrimas de dolor y de gratitud, y casi no se distinguen. Es un corazón roto, sí, pero también (haciendo un juego de palabras)… ¡alegre! Hay un poder ahí, curiosamente. No me siento derrumbado en esas lágrimas, me siento más disponible.”

“He estado descubriendo que en muchos momentos invoco, y no sólo casualmente, la sensación de coincidir completamente con la totalidad de la realidad, lo que David Bohm llamó “el movimiento completo”. Todo lo que cualquiera parece hacer, no es realmente separable del proceso total del mundo, y de la afirmación de la vida.”

“Siento que si puedo “morir bien”, abro esa posibilidad a los que siguen, como un color que se suma a la paleta. (…) Quiero ser una fuente de cordura y amor para otras personas, para que ellas también lo sean; que este pulso de bendición pueda reproducirse. Lo sentía así antes de mi diagnóstico de cáncer, pero ahora es como una experiencia sensorial.” 

“Ha sido también un viaje en mi relación conmigo mismo. He logrado conocerme y amarme de nuevas maneras. Atesoro mi contacto con otras personas, por supuesto, pero también me atesoro a mí mismo. Y siento una capacidad creciente de estar presente en las pequeñas cosas. Subo una colina al lado de mi casa como parte de mi rutina matutina, pero en este tiempo no he tenido fuerzas para subirla como antes, he tenido que caminar muy despacio y detenerme a descansar y recuperar el aliento. ¡El aliento! La respiración, que es tan central a mi práctica, tan cercana a mi espíritu.. Y, sin embargo, la práctica consiste en estar realmente en ese pie que está dando ese pequeño paso lentamente, y ese siguiente pie, y esa capacidad de llegar a apreciar realmente las cosas más pequeñas, y no anhelar “esto” o “aquello” extraordinario. Y ni siquiera tengo que pensarlo. Hay una manera de estar con estas lecciones sin palabras. Puedo notar las oportunidades, y participar de una manera más creativa.”

“Hay momentos -minutos- en los que la pesadez de mis síntomas o las cosas que son duras se vuelven más prominentes, y entonces el desafío es cómo volver a la intuición robusta, y bastante estable, de mi identidad real, no separada, llena de amor y felicidad, y esencialmente libre.”

Hace dos días, Terry pidió que lo llevaran al living a bailar (durante la pandemia había invitado a sus vecinos a bailar juntos, a distancia, en la vereda; costumbre que continúa hasta la fecha).

El baile duró instantes, pero dicen que la energía que suscitó fue palpable. Cuenta Deborah: “Por primera vez, desde el diagnóstico, me sentí en profunda paz.” Volvieron al cuarto haciendo un trencito.

Terry murió en su cama a las 5.30 am del sábado 30 de octubre, rodeado por sus amores.

Siguiendo los preceptos de su comunidad espiritual de origen, invitaron a acompañarlo en una vigilia de tres días, destinada a ayudar al alma a soltar el cuerpo, y a emprender su viaje. 

Comparto algunas de las sugerencias, que por cierto parecen provenir de una buena hoja de ruta para cualquier travesía:

Entrar en estado contemplativo / Albergar y expresar bondad, compasión, perdón, conciencia amorosa, buen humor / Conectarse con el vínculo presente, no con el cuerpo que se despide / Soltar cualquier idea de atadura / Confiar en una realidad más grande, ilimitada, que está ahora a cargo / Honrar el proceso, aprender de él, permitir que nos conmueva.

Seré fiel al pedido y no hablaré del espacio que deja vacío, sino de la presencia que perdura.

Así la veo: vital, luminosa, humilde, valiente. Capaz de inspirar revoluciones del corazón. 

F.F.

El dulce pasto, para comenzar

1.

¿Será que el buey hambriento se quedará parado
en el campo, sin comer el dulce pasto?
¿Que la lechuza se arrancará sus propias alas?
¿Que la alondra se olvidará de levantar su cuerpo
en el aire, se olvidará de cantar?
¿Que los ríos dejarán de fluir corriente arriba?

Vean, digo —vean
la confiabilidad y la elegancia y las enseñanzas
de esta regalo arenoso que es la tierra.

2.

Come pan y comprende el consuelo.
Toma agua, y comprende el deleite.
Visita el jardín en el que las campánulas moradas
abren sus cuerpos a los colibríes
que toman su dulzura,
deliciosamente glotones.

Ya que una cosa lleva a la otra.
Pronto notarás cómo las piedras brillan bajo tu suela.
Un día las mareas serán el único calendario en el que creas.

Y la cara de alguien, a quien quieres, será una estrella
tan íntima como última,
Y tú sentirás la conmoción de corazón, y el respeto.

Y escucharás al aire mismo, como un amado, suspirar:
Oh, déjame entrar, un rato más, en los
cuerpos hermosos de tus pulmones.

3.

La brujería de vivir
es toda mi conversación
con ustedes, mis queridos.
Todo lo que puedo decirles es lo que sé.

Mira, y mirá otra vez.
Este mundo no es solo una alegría para los ojos.

Es más que huesos.
Es más que la muñeca delicada con su pulso personal.
Es más que el latir de un único corazón.
Es alabanza.
Es dar hasta que el dar se siente como recibir.
Tienes una vida – ¡imagínate!
Tienes este día, y quizás otro, y quizás
otro aún.

4.

Un día le pediré a mi amigo Paulus,
el bailarín, el alfarero,
que me haga un tazón de mendicidad
que creo que mi alma
necesita.

Y si vengo a ti,
a la puerta de tu casa confortable
con ropas sin lavar y uñas sucias,
¿pondrás algo allí?

Me gustaría tomar esa oportunidad.
Me gustaría darte esa oportunidad.

5.

Hacemos una cosa u otra; permanecemos iguales,
o cambiamos.
Felicitaciones,
si has cambiado.

6.

Déjame preguntarte eso.
¿Tú también crees que la belleza existe por
alguna fabulosa razón?

Y, si no te has sentido encantado por esta aventura
— tu vida—
¿qué lo lograría?

7.

Lo que yo amaba en el comienzo, creo, era
más que nada, a mí misma.
Claro que no tenía opción, alguien tenía que hacerlo.
Eso fue hace muchos años.
Desde entonces he superado mi confinamiento,
aunque con dificultad.
Digo: que a ellos que pensaban que gobernaban mi corazón
los eché, los arrojé al compost.
Serán alimento de algún modo (todo es alimento
de una forma u otra).

Y me he convertido en hija de las nubes,
y de la esperanza.
Me he convertido en la amiga del enemigo, quien sea que sea
esa persona.
He crecido y, atesorando lo que aprendí,
me he vuelto más joven.

¿Me arriesgo a decirte esto, que es todo lo que sé?
Ámate a ti mismo. Luego olvídalo. Luego, ama al mundo.

Mary Oliver

Traducción: Fabiana Fondevila

Taller de verano. Ciclo de cine. La llegada

La llegada: ¿Qué fronteras puede atravesar el amor?

Talleres de verano “El cine como espejo”: una invitación a pensar y sentir, de la mano de grandes películas de los últimos años.

En este taller nos zambulliremos en la película de ciencia ficción “La llegada” (2016), dirigida por Denis Villeneuve, y basada en el relato “La historia de tu vida”, de Ted Chiang.

Algunos de los temas que exploraremos:

  • Las distintas formas de concebir el tiempo, y sus consecuencias.
  • El rol del lenguaje en nuestra forma de ver, pensar y comprender el mundo.
  • Las razones detrás de nuestras decisiones más esenciales.
  • El poder de la escucha para atravesar fronteras.

Formato: Vía Zoom. Al finalizar, se enviará por mail la filmación y el audio del evento.

Requisito: Ver la película antes de tomar el taller. Está disponible en Netflix y Flow, entre otros canales.

Fecha: Jueves 21 de enero, de 18 a 21 (hora argentina).

Arancel: $ 1000 / U$D 12.

Informes e inscripción: info@fabianafondevila.com

 
 
 
 
 

 

El extraño regalo de mi abuelo

Noah Buscher

Muchas veces, cuando venía a visitarme, mi abuelo me traía un regalo. Nunca eran el tipo de regalos que traían otros, muñecas o libros o peluches. Mis muñecas y peluches hace rato que desaparecieron, pero muchos de los regalos de mi abuelo aún están conmigo.

Una vez me trajo una tacita de papel. Estaba llena de tierra. No me dejaban jugar con tierra. Desilusionada, se lo dije. Sonrió amorosamente. Se dio vuelta, tomó la tetera de mi juego de té y me llevó a la cocina, donde la llenó con agua. Nuevamente en mi cuarto, puso la tacita en la ventana y me dio la tetera. “Si prometes echar un poco de agua en la tacita todos los días, algo puede ocurrir,” me dijo.  

Tenía cuatro años, y mi cuarto estaba en el sexto piso de un edificio de Manhattan. Nada de esto tenía sentido para mí. Lo miré, dudosa. Afirmó con la cabeza, a modo de aliento. “Todos los días, Neshumele.” (N. del T.: Neshumele significa “almita” en idish)

Prometí que lo haría. Al principio, curiosa por ver qué pasaría, no me costó nada cumplir. Pero a medida que pasaban los días y nada cambiaba, se volvió más y más difícil acordarme de echar agua en la taza. Después de una semana, le pregunté a mi abuelo si ya era hora de parar. Sacudiendo la cabeza, repitió: “Todos los días, Neshumele”.

La segunda semana fue todavía más difícil, y me enojé por haber prometido echar agua en la taza. Cuando vino mi abuelo otra vez, quise devolvérsela, pero se rehusó a tomarla, diciendo simplemente: “Todos los días, Neshumele.”

Para la tercera semana, empecé a olvidarme de echar agua a la taza. Muchas veces me acordaba cuando ya estaba en la cama y tenía que levantarme y hacerlo en la oscuridad. Pero no me saltee un solo día. Y una mañana, aparecieron dos hojitas verdes que no habían estado ahí la noche anterior.

Estaba completamente asombrada. Día tras día se fueron volvieron más grandes. No veía el momento de contarle a mi abuelo, segura de que él se asombraría tanto como yo. Pero, por supuesto, no fue así. Con cuidado me explicó que la vida está en todas partes, escondida en los lugares más comunes e insospechados. Yo estaba feliz. “¿Y todo lo que necesita es agua, abuelo?” Acarició dulcemente mi cabeza y dijo: “No, Neshumele. Todo lo que necesita es tu fidelidad”

Esta fue, quizás, mi primera lección sobre el poder del servicio, pero no la comprendí de ese modo en ese momento. Mi abuelo no hubiese usado estas palabras. Hubiese dicho que todos debemos acordarnos de bendecir la vida que nos rodea, y la vida que nos habita. Hubiese dicho que, cuando nos acordamos, podemos bendecir la vida, y podemos reparar el mundo.

Rachel Naomi Remen

De “My grandfather’s blessings. Stories of Strength, Refuge and Belonging” (Riverhead Books)

Traducción: Fabiana Fondevila

Historia de un rito

“Hace muchos años, hubo una aldea en la que vivía un rabino. Cada vez que la aldea pasaba por alguna prueba, los integrantes de la comunidad seguían al rabino hasta cierta parte del bosque, se paraban en torno de cierto árbol, cantaban ciertos rezos y realizaban ciertos gestos. Con eso bastaba. Pasaron los años, el rabino murió. Se produjo una hambruna. Los mayores de la aldea se dirigieron al bosque y buscaron el árbol sagrado. No recordaban los gestos, pero cantaron los rezos. Con eso bastó. Pasaron más años, los miembros de la aldea se dispersaron, y un día aconteció una sequía. Ya no quedaban mayores en la aldea. Los jóvenes recordaban la ceremonia. Solo sabían que, en tiempos difíciles, sus mayores se habían internado en el bosque a cantar y realizar gestos sagrados. Buscaron un árbol, cantaron lo poco que recordaron, hicieron los gestos que les salieron. Con eso bastó.”

Cuento jasídico

Con qué contamos

Orsolya Vékony

Comparto esta cita de la autora norteamericana Anne Lamott, dueña de una espiritualidad humilde y terrenal, llena humor, absurdo y humanidad.

“Es gracioso: cuando era chica, siempre imaginé que los adultos tendrían algún tipo de caja interior llena de herramientas brillantes: el serrucho del discernimiento, el martillo de la sabiduría, el papel de lija de la paciencia. Pero cuando crecí me enteré de que la vida te entrega estas herramientas viejas y oxidadas — la amistad, la oración, la consciencia, la honestidad, y te dicen: ‘Hacé lo que puedas con esto, tendrán que alcanzar’. Y curiosamente, contra todo pronóstico, alcanzan”.

¿Cuáles son las herramientas que estás usando hoy? ¿Alcanzan? ¿Qué otras podrías procurarte?

Taller Fabiana Fondevila - Magia verdadera

Magia verdadera: el poder de la conciencia

Taller Fabiana Fondevila - Magia verdadera

¿Había algo de cierto en las antiguas prácticas mágicas de los alquimistas y los hechiceros? ¿Era pura imaginación y expresión de deseos, o había algo real y verdadero en sus exploraciones?

Varias de estas prácticas han sido investigadas exhaustivamente por la parapsicología y los estudios de la conciencia, con resultados positivos. Si bien la ciencia materialista sigue dándole la espalda a estas exploraciones, numerosos experimentos de telepatía, precognición, telequinesis y otras habilidades extrasensoriales han sido confirmadas una y otra vez. Los experimentos son rigurosos, independientes, y se han replicados con éxito una y otra vez.

Los efectos que revelan los experimentos son débiles, pero innegables. Y con eso alcanza para poner de cabeza nuestra visión de la realidad, del tiempo y del espacio, de la relación mente-cuerpo, de nuestro vínculo con todo lo que existe. Y alcanza también para dar crédito a uno de los preceptos fundamentales de las tradiciones de sabiduría: que existe una realidad invisible, inaccesible a los sentidos, en la que todos estamos inexorablemente unidos. Y que esa realidad, que hoy llamamos “conciencia”, es una condición fundante de todo lo que somos y conocemos.

Uno de los expertos más serios en la investigación de estos fenómenos es Dean Radin, Director de Ciencia del Institute of Noetic Sciences y profesor del California Institute of Integral Studies, y autor de cientos de artículos y varios libros sobre el tema. Su último libro, “Magia verdadera”, da cuenta de las similitudes entre el objeto de estudio de la magia, y las investigaciones y hallazgos de la parapsicología, y tiene el apoyo de dos Premios Nobel y la ex directora de la Asociación de Estadísticas de Estados Unidos.

En el taller que hoy presento, estaremos explorando los dos elementos clave involucrados en el proceso antiguamente conocido como “magia”, y los factores que lo modulan. Pista: no son ni las velas, ni los trajes ceremoniales, ni los símbolos secretos, ni ningún “abracadabra”. Todo eso constituía una apoyatura para generar en la mente el estado óptimo de conexión e inspiración, pero no es ahí dónde la magia ocurría.

Veremos prácticas sencillas, y compatibles con la vida cotidiana, que facilitan el estado ideal para que se produzcan los efectos buscados, solo recurriendo a las capacidades naturales que todos traemos de nacimiento.

Cuándo: Martes 18 y jueves 21, a las 19. Puede tomarse el taller aunque no se pueda asistir en tiempo real, ya que se filma. Se comparte la filmación, el audio y el material escrito.

Formato: online.

Inscripción: info@fabianafondevila.com

Para quienes viven fuera de la Argentina:

https://www.eventbrite.com.ar/e/magia-mayor-el-poder-y-el-misterio-de-la-conciencia-tickets-93926100495