Zamba de primavera

Despierta, mi alma, despierta:
el sauce te está llamando.
Quiere que salgas a oír
a los sapitos cantando,
y entre los campos floridos
a las abejas danzando.

Despierta, mi alma, despierta
que los perfumes avanzan
las mariposas te esperan
con suspiros de añoranza,
la tierra estrena vestido
de flores y de alabanza.

Despierta, mi alma, despierta,
no te vuelvas a dormir,
¡Vamos, bella pasajera,
que llegó la primavera!

Despierta, mi alma, despierta
que el sol arrastra los pies.
La luna acaricia al olmo
y hace reír al ciprés
Y el roble, muerto de amores,
le canta en portugués.

Despierta, mi alma, despierta,
que es hora de abrir cortinas
porque entre las nubes altas
ya asoman las golondrinas
y con piruetas tan finas
juegan a ser bailarinas.

Despierta, mi alma, despierta,
no te vuelvas a dormir,
¡Vamos, bella pasajera,
que llegó la primavera!

Mariana Rewerski / Fabiana Fondevila

Prodigiosa (vidala)

Aire, tierra, agua, fuego
Yo este corazón entrego
A esta Tierra prodigiosa,
a esta Tierra prodigiosa
de jazmines y de rosas

Aire teñido de flores
banderines de colores
cantan bajos y tenores
aire teñido de flores 

Aire, tierra, agua, fuego
Yo este corazón entrego
A esta Tierra prodigiosa,
a esta Tierra prodigiosa
de jazmines y de rosas

La tierra mis pies abraza
y con musguito de plaza
hace del mundo mi casa
La tierra mis pies abraza

Aire, tierra, agua, fuego
Yo este corazón entrego
A esta Tierra prodigiosa,
a esta Tierra prodigiosa
de jazmines y de rosas

Arroyito de montaña
tus aguas saben al alba
tu canción arrulla y calma
Arroyito de montaña

Aire, tierra, agua, fuego
Yo este corazón entrego
A esta Tierra prodigiosa,
a esta Tierra prodigiosa
de jazmines y de rosas

Fuego que todo lo alumbra
corazón de la penumbra
en mis ojos te vislumbras
fuego que todo lo alumbra

Aire, tierra, agua, fuego
Yo este corazón entrego
A esta Tierra prodigiosa,
a esta Tierra prodigiosa
de jazmines y de rosas

Mariana Rewerski / Fabiana Fondevila

Rezar


Elisa H.

No tiene que ser
un lirio azul, puede ser
una maleza en un terreno baldío,
o unas piedras pequeñas; simplemente
presta atención, luego junta
unas palabras, y no intentes
que sean elaboradas, esto no es
un concurso, sino un umbral
a la gratitud, y un silencio en el que
otra voz pueda hablar.

Mary Oliver

Cuando sea humus

Cuando sea humus.

Cuando las letras 

de mi nombre

empujen el micelio 

y lleven mensajes

cifrados

de árbol en árbol. 

Cuando la huella

de mis pensamientos

horade túneles 

para las lombrices

y mi aliento 

nutra raíces

como poemas


con qué alegría

asomará la ortiga 

a sorber el primer frío

del otoño

entre las calabazas

sedientas de sol,

con qué vigor

se hincharán las habas 

en sus fundas de felpa,

con qué abandono dirán, 

cuando estén listas:

“Ven, come, crece”.

.ff.

Poesía Mary Oliver

Dormir en el bosque

Creí que la tierra me recordaba,
me recibió tan tierna, arreglándose
las polleras oscuras, con los bolsillos
llenos de semillas y de líquenes.

Dormí como nunca, como una piedra
en el lecho del río, nada
sino mis pensamientos entre el fuego blanco
de las estrellas y yo, y ellos flotaban
livianos como polillas entre las ramas
de los árboles perfectos.

Toda la noche oí respirar a los pequeños reinos
a mi alrededor, los insectos, y los pájaros
que hacían su trabajo en la oscuridad.

Toda la noche subí y bajé, como en el agua, forcejeando
con una condena luminosa. Por la mañana
me había desvanecido al menos una docena de veces
en algo mejor.

Mary Oliver

Traducción: Fabiana Fondevila

Poesía. Primavera

Primavera

Poesía. Primavera
@miriamposz

Los jazmines primero, después los azahares,

las arvejillas, las flores del paraíso.

Una mañana, el crayón lila del jacarandá

hace de la tierra un cielo.

Y entonces las moras, la magnolia,

los fuegos blancos

de la madreselva.

La acacia rosada estrena sus filamentos de seda:

brochas para rubor, peinetas de ninfa.

En la sombra del roble, el zorzal

suelta el canto

que incubó todo el invierno,

el que ensayó en secreto,

una y otra vez,

para este día.

El aire se espesa como melaza,

puro y prometedor:

los tilos abren sus flores.

Fabiana Fondevila

Fotos: Miriam Pösz

Diferente

Immo Wegmann

Me levanté de la cama
sobre dos fuertes piernas
Podría haber sido diferente.
Comí cereal, leche dulce,
un durazno maduro y
perfecto. Podría 
haber sido diferente.  
Llevé al perro por la colina
que da al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que amo.
Al mediodía me recosté
con mi marido. Podría 
haber sido diferente 
Cenamos juntos
en una mesa 
con candelabros de plata
Podría haber sido diferente.
Dormí en un cuarto
con cuadros en las paredes,
y planifiqué otro día.
igual que este.
Pero un día, lo sé, 
será diferente.

Jane Kenyon

Traducción: Fabiana Fondevila

El dulce pasto, para comenzar

1.

¿Será que el buey hambriento se quedará parado
en el campo, sin comer el dulce pasto?
¿Que la lechuza se arrancará sus propias alas?
¿Que la alondra se olvidará de levantar su cuerpo
en el aire, se olvidará de cantar?
¿Que los ríos dejarán de fluir corriente arriba?

Vean, digo —vean
la confiabilidad y la elegancia y las enseñanzas
de esta regalo arenoso que es la tierra.

2.

Come pan y comprende el consuelo.
Toma agua, y comprende el deleite.
Visita el jardín en el que las campánulas moradas
abren sus cuerpos a los colibríes
que toman su dulzura,
deliciosamente glotones.

Ya que una cosa lleva a la otra.
Pronto notarás cómo las piedras brillan bajo tu suela.
Un día las mareas serán el único calendario en el que creas.

Y la cara de alguien, a quien quieres, será una estrella
tan íntima como última,
Y tú sentirás la conmoción de corazón, y el respeto.

Y escucharás al aire mismo, como un amado, suspirar:
Oh, déjame entrar, un rato más, en los
cuerpos hermosos de tus pulmones.

3.

La brujería de vivir
es toda mi conversación
con ustedes, mis queridos.
Todo lo que puedo decirles es lo que sé.

Mira, y mirá otra vez.
Este mundo no es solo una alegría para los ojos.

Es más que huesos.
Es más que la muñeca delicada con su pulso personal.
Es más que el latir de un único corazón.
Es alabanza.
Es dar hasta que el dar se siente como recibir.
Tienes una vida – ¡imagínate!
Tienes este día, y quizás otro, y quizás
otro aún.

4.

Un día le pediré a mi amigo Paulus,
el bailarín, el alfarero,
que me haga un tazón de mendicidad
que creo que mi alma
necesita.

Y si vengo a ti,
a la puerta de tu casa confortable
con ropas sin lavar y uñas sucias,
¿pondrás algo allí?

Me gustaría tomar esa oportunidad.
Me gustaría darte esa oportunidad.

5.

Hacemos una cosa u otra; permanecemos iguales,
o cambiamos.
Felicitaciones,
si has cambiado.

6.

Déjame preguntarte eso.
¿Tú también crees que la belleza existe por
alguna fabulosa razón?

Y, si no te has sentido encantado por esta aventura
— tu vida—
¿qué lo lograría?

7.

Lo que yo amaba en el comienzo, creo, era
más que nada, a mí misma.
Claro que no tenía opción, alguien tenía que hacerlo.
Eso fue hace muchos años.
Desde entonces he superado mi confinamiento,
aunque con dificultad.
Digo: que a ellos que pensaban que gobernaban mi corazón
los eché, los arrojé al compost.
Serán alimento de algún modo (todo es alimento
de una forma u otra).

Y me he convertido en hija de las nubes,
y de la esperanza.
Me he convertido en la amiga del enemigo, quien sea que sea
esa persona.
He crecido y, atesorando lo que aprendí,
me he vuelto más joven.

¿Me arriesgo a decirte esto, que es todo lo que sé?
Ámate a ti mismo. Luego olvídalo. Luego, ama al mundo.

Mary Oliver

Traducción: Fabiana Fondevila

Atenta

Cada día
veo o escucho algo
que más o menos

me mata de alegría
me deja como una aguja

en un pajar de luz.
Para esto nací –
para ver, para escuchar.

Para perderme
en este suave mundo –
Para instruirme
una y otra vez

en la alegría
en la alabanza.
Y no hablo de lo excepcional

lo atemorizante, lo terrible
lo muy extravagante –

sino de lo ordinario,
lo común, lo aburrido.

Los sucesos de cada día.
Ay, buena académica,
me digo a mí misma.
¿Cómo no volverte sabia

con enseñanzas como estas –
la luz indestructible

del mundo
el brillo del océano
los rezos que están hechos
de pasto?

Mary Oliver
Traducción: Fabiana Fondevila