Rezar

Elisa H.

No tiene que ser

un lirio azul, puede ser

una maleza en un terreno baldío,

o unas piedras pequeñas; simplemente

presta atención, luego junta

unas palabras, y no intentes

que sean elaboradas, esto no es

un concurso, sino un umbral

a la gratitud, y un silencio en el que

otra voz pueda hablar.

Mary Oliver

Cuando sea humus

Cuando sea humus.

Cuando las letras 

de mi nombre

empujen el micelio 

y lleven mensajes

cifrados

de árbol en árbol. 

Cuando la huella

de mis pensamientos

horade túneles 

para las lombrices

y mi aliento 

nutra raíces

como poemas


con qué alegría

asomará la ortiga 

a sorber el primer frío

del otoño

entre las calabazas

sedientas de sol,

con qué vigor

se hincharán las habas 

en sus fundas de felpa,

con qué abandono dirán, 

cuando estén listas:

“Ven, come, crece”.

.ff.

Diferente

Immo Wegmann

Me levanté de la cama
sobre dos fuertes piernas
Podría haber sido diferente.
Comí cereal, leche dulce,
un durazno maduro y
perfecto. Podría 
haber sido diferente.  
Llevé al perro por la colina
que da al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que amo.
Al mediodía me recosté
con mi marido. Podría 
haber sido diferente 
Cenamos juntos
en una mesa 
con candelabros de plata
Podría haber sido diferente.
Dormí en un cuarto
con cuadros en las paredes,
y planifiqué otro día.
igual que este.
Pero un día, lo sé, 
será diferente.

Jane Kenyon

Traducción: Fabiana Fondevila

El dulce pasto, para comenzar

1.

¿Será que el buey hambriento se quedará parado
en el campo, sin comer el dulce pasto?
¿Que la lechuza se arrancará sus propias alas?
¿Que la alondra se olvidará de levantar su cuerpo
en el aire, se olvidará de cantar?
¿Que los ríos dejarán de fluir corriente arriba?

Vean, digo —vean
la confiabilidad y la elegancia y las enseñanzas
de esta regalo arenoso que es la tierra.

2.

Come pan y comprende el consuelo.
Toma agua, y comprende el deleite.
Visita el jardín en el que las campánulas moradas
abren sus cuerpos a los colibríes
que toman su dulzura,
deliciosamente glotones.

Ya que una cosa lleva a la otra.
Pronto notarás cómo las piedras brillan bajo tu suela.
Un día las mareas serán el único calendario en el que creas.

Y la cara de alguien, a quien quieres, será una estrella
tan íntima como última,
Y tú sentirás la conmoción de corazón, y el respeto.

Y escucharás al aire mismo, como un amado, suspirar:
Oh, déjame entrar, un rato más, en los
cuerpos hermosos de tus pulmones.

3.

La brujería de vivir
es toda mi conversación
con ustedes, mis queridos.
Todo lo que puedo decirles es lo que sé.

Mira, y mirá otra vez.
Este mundo no es solo una alegría para los ojos.

Es más que huesos.
Es más que la muñeca delicada con su pulso personal.
Es más que el latir de un único corazón.
Es alabanza.
Es dar hasta que el dar se siente como recibir.
Tienes una vida – ¡imagínate!
Tienes este día, y quizás otro, y quizás
otro aún.

4.

Un día le pediré a mi amigo Paulus,
el bailarín, el alfarero,
que me haga un tazón de mendicidad
que creo que mi alma
necesita.

Y si vengo a ti,
a la puerta de tu casa confortable
con ropas sin lavar y uñas sucias,
¿pondrás algo allí?

Me gustaría tomar esa oportunidad.
Me gustaría darte esa oportunidad.

5.

Hacemos una cosa u otra; permanecemos iguales,
o cambiamos.
Felicitaciones,
si has cambiado.

6.

Déjame preguntarte eso.
¿Tú también crees que la belleza existe por
alguna fabulosa razón?

Y, si no te has sentido encantado por esta aventura
— tu vida—
¿qué lo lograría?

7.

Lo que yo amaba en el comienzo, creo, era
más que nada, a mí misma.
Claro que no tenía opción, alguien tenía que hacerlo.
Eso fue hace muchos años.
Desde entonces he superado mi confinamiento,
aunque con dificultad.
Digo: que a ellos que pensaban que gobernaban mi corazón
los eché, los arrojé al compost.
Serán alimento de algún modo (todo es alimento
de una forma u otra).

Y me he convertido en hija de las nubes,
y de la esperanza.
Me he convertido en la amiga del enemigo, quien sea que sea
esa persona.
He crecido y, atesorando lo que aprendí,
me he vuelto más joven.

¿Me arriesgo a decirte esto, que es todo lo que sé?
Ámate a ti mismo. Luego olvídalo. Luego, ama al mundo.

Mary Oliver

Traducción: Fabiana Fondevila

Atenta

Cada día
veo o escucho algo
que más o menos

me mata de alegría
me deja como una aguja

en un pajar de luz.
Para esto nací –
para ver, para escuchar.

Para perderme
en este suave mundo –
Para instruirme
una y otra vez

en la alegría
en la alabanza.
Y no hablo de lo excepcional

lo atemorizante, lo terrible
lo muy extravagante –

sino de lo ordinario,
lo común, lo aburrido.

Los sucesos de cada día.
Ay, buena académica,
me digo a mí misma.
¿Cómo no volverte sabia

con enseñanzas como estas –
la luz indestructible

del mundo
el brillo del océano
los rezos que están hechos
de pasto?

Mary Oliver
Traducción: Fabiana Fondevila

Los oídos de mis oídos

Miriam Pösz

En una rama del fresno pelado 
canta la calandria,
imitando a los otros.

Busco la palabra para nombrar
esas partículas de sonido
robadas
            inventadas
                       enhebradas  
                                        propias
             síncopas  
                        sibilantes
                                      ondulantes 
                                                     puras

¿A quién escucharía cummings
cuando escribió: “ahora los oídos
de mis oídos despiertan”?

Despedido el día
la calandria se retira
a dormir al cerco
acompañada

La palabra no llega
solo el susurro del frío.
Pero entre las ramas
veo la luna
rodar.

Fabiana Fondevila

La invitación

No me interesa lo que haces para ganarte la vida.
Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con satisfacer el deseo de tu corazón.
No me interesa tu edad.
Quiero saber si te arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.

No me interesa cuáles planetas están en armonía con tu luna.

Quiero saber si has tocado el centro de tu pesar, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo al dolor futuro.
Quiero saber si puedes sentarte con el dolor, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, desvanecerlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con la alegría, la mía o la tuya,
si puedes bailar con locura y permitir que el éxtasis te llene hasta la punta de los dedos, sin advertirnos que seamos cuidadosos, que seamos realistas, o que recordemos las limitaciones de ser humano.

No me interesa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si decepcionas a otros para serte fiel a ti mismo, si puedes soportar la acusación sin traicionar a tu propia alma. Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto ser confiable.
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea bella todos los días, y si puedes hacer que tu propia vida surja desde su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle al plateado arco de la luna llena: “¡Sí!”

No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de dolor y desesperación, cansado y golpeado hasta los huesos y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa quién eres o cómo llegaste a estar aquí.
Quiero saber si te pararás en el centro del fuego conmigo, sin huir.

No me interesa en dónde o qué o con quién has estudiado.
Quiero saber lo que te sostiene, desde tu interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si disfrutas de tu propia compañía en los momentos vacíos.

Oriah Mountain Dreamer
Traducción: Fabiana Fondevila