El dulce pasto, para comenzar

1.

¿Será que el buey hambriento se quedará parado
en el campo, sin comer el dulce pasto?
¿Que la lechuza se arrancará sus propias alas?
¿Que la alondra se olvidará de levantar su cuerpo
en el aire, se olvidará de cantar?
¿Que los ríos dejarán de fluir corriente arriba?

Vean, digo —vean
la confiabilidad y la elegancia y las enseñanzas
de esta regalo arenoso que es la tierra.

2.

Come pan y comprende el consuelo.
Toma agua, y comprende el deleite.
Visita el jardín en el que las campánulas moradas
abren sus cuerpos a los colibríes
que toman su dulzura,
deliciosamente glotones.

Ya que una cosa lleva a la otra.
Pronto notarás cómo las piedras brillan bajo tu suela.
Un día las mareas serán el único calendario en el que creas.

Y la cara de alguien, a quien quieres, será una estrella
tan íntima como última,
Y tú sentirás la conmoción de corazón, y el respeto.

Y escucharás al aire mismo, como un amado, suspirar:
Oh, déjame entrar, un rato más, en los
cuerpos hermosos de tus pulmones.

3.

La brujería de vivir
es toda mi conversación
con ustedes, mis queridos.
Todo lo que puedo decirles es lo que sé.

Mira, y mirá otra vez.
Este mundo no es solo una alegría para los ojos.

Es más que huesos.
Es más que la muñeca delicada con su pulso personal.
Es más que el latir de un único corazón.
Es alabanza.
Es dar hasta que el dar se siente como recibir.
Tienes una vida – ¡imagínate!
Tienes este día, y quizás otro, y quizás
otro aún.

4.

Un día le pediré a mi amigo Paulus,
el bailarín, el alfarero,
que me haga un tazón de mendicidad
que creo que mi alma
necesita.

Y si vengo a ti,
a la puerta de tu casa confortable
con ropas sin lavar y uñas sucias,
¿pondrás algo allí?

Me gustaría tomar esa oportunidad.
Me gustaría darte esa oportunidad.

5.

Hacemos una cosa u otra; permanecemos iguales,
o cambiamos.
Felicitaciones,
si has cambiado.

6.

Déjame preguntarte eso.
¿Tú también crees que la belleza existe por
alguna fabulosa razón?

Y, si no te has sentido encantado por esta aventura
— tu vida—
¿qué lo lograría?

7.

Lo que yo amaba en el comienzo, creo, era
más que nada, a mí misma.
Claro que no tenía opción, alguien tenía que hacerlo.
Eso fue hace muchos años.
Desde entonces he superado mi confinamiento,
aunque con dificultad.
Digo: que a ellos que pensaban que gobernaban mi corazón
los eché, los arrojé al compost.
Serán alimento de algún modo (todo es alimento
de una forma u otra).

Y me he convertido en hija de las nubes,
y de la esperanza.
Me he convertido en la amiga del enemigo, quien sea que sea
esa persona.
He crecido y, atesorando lo que aprendí,
me he vuelto más joven.

¿Me arriesgo a decirte esto, que es todo lo que sé?
Ámate a ti mismo. Luego olvídalo. Luego, ama al mundo.

Mary Oliver

Traducción: Fabiana Fondevila

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