La meditación es antigua y honorable, así que ¿por qué no sentarme en la colina, cada mañana de mi vida, mirando al mundo brillar? Ya que, si le prestamos atención, el deleite, como el destrozo, es sugestión.
¿Puede uno apasionarse con lo justo, lo ideal, lo sublime, lo sagrado, y no comprometerse a trabajar en su defensa? No lo creo.
Todas las sumatorias tienen un comienzo, todo efecto tiene una historia, toda bondad comienza con la semilla sembrada. Los pensamientos se abren como capullos a la radiancia. El evangelio de la luz está en la encrucijada: indolencia, o acción.
Enciéndete, o desaparece.
Mary Oliver
Traducción: Fabiana Fondevila