Cómo escalar una montaña

No te equivoques. Este será un ejercicio en el arte de permanecer vertical. Sí, habrá una vista, más tarde, un amplio fragmento de cielo abierto. Pero, mientras tanto: árbol y roca. Si tienes suerte, un halcón sobrevolará, escudriñando el suelo del bosque. Si tienes suerte,un conjunto de flores silvestres te mantendrá alegre. Pero, más que nada, transpiración constante, tu corazón que aletea sin delicadeza, un sólido dolor que perfora tus pantorrillas. Esto se llama trabajo, esto que llegarás a entender, simplemente, como movimiento, como toda la evidencia que necesitas para
avanzar. Olvídate de donde estás. Esa historia ya no es cierta.
Nivela tu mirada con el camino que atraviesas,
y ni la oscuridad podrá detenerte.

Maya Stein
Traducción: Fabiana Fondevila

Perdido

Detente. Los árboles frente a ti y los arbustos a tu lado
no están perdidos. El lugar donde estás se llama Aquí,
y debes tratarlo como a un poderoso desconocido,
debes pedir permiso para conocerlo y que te conozca.
El bosque respira. Escucha. Te responde,
he creado este lugar a tu alrededor.
Si te vas, puedes regresar diciendo Aquí.
No hay dos árboles iguales para el cuervo.
No hay dos ramas iguales para el reyezuelo.
Si el valor de un árbol o un arbusto está perdido para ti,
sin duda estás perdido. Detente. El bosque sabe
dónde estás. Déjale que te encuentre.

David Wagoner

Traducción: Fabiana Fondevila

Canción crepuscular

Mi querido, qué cosa de todas las cosas que existen
valen un pensamiento tuyo, o mío,
salvo el amor,
salvo el amor?

Los días tan cortos, las noches tan prontas a huir,
el mundo tan ancho, tan hondo y oscuro el mar.
Tan oscuro el mar;

Los soles hasta ahora, y cada lánguida estrella,
más allá de su luz -¡Ah! mi querido, ¿quién sabe cuán lejos,
¿quién sabe cuán lejos?

Una cosa, de todas las débiles cosas que sé por cierto,
el corazón en mi pecho lo sabe, y te lo dice.
Y te lo dice.

Tan ciega es la vida, tan largo el sueño del final,
Y solo el amor para hacernos reír o llorar.
Y solo el amor.
Y solo el amor.

Willa Cather
1873-1047

Hoy, cuando no podía hacer nada

Miriam Pösz

Hoy, cuando no podía hacer nada,
salvé a una hormiga.

Debe haber entrado con el diario de la mañana,
que todavía entregan
a aquellos que estamos guardados.

El diario de la mañana es un servicio esencial.

Yo no soy un servicio esencial.

Tengo café y libros,
y tiempo,
un jardín,
suficiente silencio para llenar cisternas.

Debe haber caminado primero
a través del diario de la mañana, como tinta en movimiento,
que toma la forma de una hormiga.

Después cruzó la computadora –caliente-
después la espalda de un almohadón.

Pequeña hormiga negra, sola,
caminando por el almohadón azul oscuro
moviéndose sin pausa, porque eso es lo que podía hacer.

Entregada afuera, en el sol,
no puede haber encontrado de nuevo su nido.
¿Qué es lo que salvé, entonces?

No se movió como si estuviera asustada,
aun caminando sobre mi mano,
que se movía a través del aire y la velocidad.

Hormiga, sola, sin compañeros,
cuyo corazón de hormiga no puedo adivinar—
¿cómo es tu vida, quería preguntar?

La levanté, la llevé afuera.

En este primer día en el que no podía hacer nada,
contribuir nada,
más allá de mantenerme alejada de mi especie,
hice esto.

Jane Hirschfield

Traducción: Fabiana Fondevila