Amanece sobre la ciudad
un silencio nuevo.
No es rápido ni es lento:
se mueve al ritmo justo
para despertarnos.
Tiene matices, este silencio.
Tonos de miedo agazapado,
tintes de angustia.
Reminiscencias de silencios
viejos, de quietud de siesta,
de suspiro.
Pero tiene, también,
notas altas de asombro,
zumbidos inéditos,
ecos de posibilidad.
¿Qué será, me pregunto,
de este silencio nuevo?
¿Lo ataremos a la cama?
¿Le pondremos cintas
y banderines?
¿Desplegaremos, a su paso,
una alfombra roja?
¿Le haremos piquetes
y zancadillas?
¿Lo asfaltaremos,
le instalaremos
semáforos?
Nunca antes, este silencio.
Quizás, nunca después.
El espacio en pausa,
doblez en el tiempo.
Flotamos entre la
orilla que dejamos
y la que no tiene
nombre,
aún.
¿Y qué haré yo, me pregunto,
con este silencio mío?
Fabiana Fondevila