Pandemia

Miriam Pösz

¿Qué si lo pensamos
como los judíos piensan al Sabbat —
como al más sagrado de los tiempos?
Dejar de viajar.
Dejar de comprar y vender.
Dejar de intentar, por ahora,
hacer del mundo un lugar distinto.
Cantar. Rezar. Tocar solo a aquellos
con quienes hemos comprometido
nuestras vidas.

Y cuando el cuerpo se haya aquietado
toca con el corazón.
Sabe que estamos conectados
de maneras bellas y aterradoras.
(Cómo negarlo ahora.)
Sabe que nuestras vidas
están unas en las manos de otras.
(Sin duda, hoy queda claro.)
No busques conectar con las manos.
Conecta con tu corazón.
Conecta con tus palabras.
Conecta con los zarcillos de compasión
que se mueven, invisiblemente,
ahí donde no podemos tocarnos.

Prométele al mundo tu amor —
en las buenas y en las malas,
en la salud y en la enfermedad,
hasta que la muerte nos separe.

Lynn Ungar

Traducción: Fabiana Fondevila

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