Ritos vitales. Resignificar las fiestas

Ritos vitales. Resignificar las Fiestas

Ritos vitales. Resignificar las fiestas

 

Los comienzos y finales de ciclo siempre han tenido gran valor simbólico. Y el cierre de un año no es una excepción: nos conecta con el paso del tiempo, con los valores que pudimos sostener, con lo que sucedió y lo que no, con las personas que somos, y que aspiramos a ser.

Pero esta dimensión simbólica requiere de nuestra participación activa. Podemos vivir el paso de un año a otro como una mera transición cronológica, o podemos llenarlo de sentido y convertirlo en un verdadero rito de pasaje.
 
Para eso, deberemos explorar qué significó el año que culmina (qué cosechas y aprendizajes queremos capitalizar; qué elegimos soltar o resignificar), así como cuál es la impronta que queremos darle al ciclo que comienza.
 
 
De igual modo, los festejos de fin de año pueden ser una tradición que se repite, siempre igual a sí misma, o puede convertirse en una expresión gozosa de quienes somos en este momento; reflejo de los valores, intereses y conexiones que nos importan y que queremos celebrar. 

El taller incluirá un imprimible diseñado para no perder de vista lo esencial, en la cuenta regresiva.

Los rituales hacen visibles las conexiones invisibles que dan sentido a la vida.
 
Creemos ritos a la altura de esas conexiones, y veámoslas crecer!                                                                                             
(De regalo te llevarás un imprimible, diseñado para no perder de vista lo esencial en la cuenta regresiva 🎁)

 

Cuándo

Miércoles 27 de noviembre, de 19 a 21.

Formato

Virtual por Zoom. Se entrega el video, el audio y la presentación a continuación del encuentro.

Arancel

$ 20.000 / U$D 20.

Inscribite!

    Ser Amantes - Taller - Comienza en Noviembre 2024

    Ser amantes. Vivir enamorados

    Ser Amantes - Taller - Comienza en Noviembre 2024

    “Donde hay gran amor, siempre hay milagros.”

    Willa Cather

    ¿Qué es un gran amor?

    ¿Es un vínculo que crece y se profundiza con el tiempo? Por cierto! ¿Es la lealtad que nos provoca una causa amada? También. ¿Es la ternura que envuelve cuando vemos un gesto amoroso en otro? Sin duda. ¿Es lo que se arrebata como espuma en nuestro pecho al entrar a un bosque tupido? Desde luego.

    ¿Cómo puede una palabra abarcar tantos sentidos? Eso es lo que exploraremos en el módulo “El Amante”: cómo cultivar una orientación hacia el mundo, y todos sus integrantes, que nos lleve a trascender el encierro del pequeño yo, y nos llene de vitalidad y de sentido.

    El amor es amplio, dinámico, multifacético: más verbo que sustantivo; más entre que dentro; más presente que pasado y futuro. Un norte, y un punto de partida.

    Nos sumergiremos en este fértil territorio con una brújula hecha de prácticas e invitaciones.

    Te esperamos para partir!

    Cuándo

    Inicia el 30 y 31 de octubre, según día de cursada

    Días de cursada

    Un encuentro semanal de 2 horas. Podrás elegir los miércoles, de 10 a 12 o los jueves, de 19 a 21. (hora argentina) Si alguna vez no pudieras asistir en tu horario, podrás sumarte al otro. O ver la clase en diferido.

    Formato

    Virtual por Zoom. Se entrega el video, el audio y la presentación a continuación de cada encuentro. El material queda disponible para siempre!

    Arancel

    $ 55.000 / U$D 45 por mes.

    Inscribite!

      Avivar el fuego

      Las calles se sienten distintas hoy. No solo por lo vacías y silenciosas. No por las colas interminables de personas guardando distancia, ni por los barbijos omnipresentes, que hacen que los escenarios más cotidianos parezcan un hospital de campaña.

      No. Lo que se siente distinto es lo que ocurre entre nosotros. O, mejor dicho, lo que no ocurre. Seamos vecinos, conocidos, o simples transeúntes, las interacciones hoy son rápidas, esquivas, temerosas, como si el mero hecho de intercambiar una mirada nos sumiera a todos en zona de riesgo. ¿Qué autor de ciencia ficción podría haber creado una premisa más aterradora? El enemigo no bajó de una nave espacial ni llegó desde el futuro: el enemigo somos todos. O, para ser exactos: el enemigo es el otro.

      Las interacciones sociales en la gran ciudad ya eran limitadas antes de la pandemia. Solo nos conectábamos verdaderamente con los conocidos: la cajera, el diariero, la librera, los integrantes del elenco estable de nuestras vidas. Pero siempre estaba la posibilidad de encuentros fortuitos: dejar pasar a la mamá con el bebé en brazos y hacerle morisquetas a la criatura; compartir un mate y comentarios del tiempo con el vecino; saludar desde la vereda de enfrente al viejito de la esquina, quien, aunque no la tenga fácil, nunca se olvida de preguntar por los chicos.

      Hoy nuestros vínculos transcurren mayormente de cara a las pantallas. Es una bendición tenerlas, y que nos permitan entrar en las casas de quienes amamos. Pero el círculo que trazan esas pantallas es circunscripto: no entra nadie a quien no hayamos invitado.

      Al salir a la calle, brilla por su ausencia la humilde alegría de encontrarnos con otros, en el espacio público, y sentir algún resabio de pertenencia. “Tenemos tan poco unos de otros, ahora” -dice Danusha Lameris, en el poema “Pequeñas bondades”, escrito pre-pandemia-. “Tan poco de fogata y tribu”.

      No entreguemos sin pelear la mucha o poca fogata que nos queda, la mucha o poca tribu. No permitamos que avance esta otra enfermedad, tanto más insidiosa que el virus, que disemina soledad, anonimato, despersonalización, no lugar, enajenamiento.
      El peligro de la hora acabará. Pero, ¿quiénes seremos, cuando eso ocurra, si en el camino perdimos el don de espejarnos con la mirada, albergarnos con la sonrisa, declararnos al pasar nuestra filiación infinita y vital. ¿Qué nos sostendrá, entonces?

      Mañana, cuando nos crucemos por la calle, en la ruta de las compras, buscaré tu mirada. Sonreiré por debajo del barbijo, pero también por encima, porque la verdadera sonrisa es la que achina los ojos, templa el corazón y ensancha el alma. Ojalá nos encontremos.

      Mi Reunión

      Cultivar la quietud y el asombro

      Les comparto la filmación de nuestro encuentro abierto del domingo 29. Los dos temas principales que cubrimos: la necesidad de recibir al miedo, el poder transformador del asombro.

      Al final, una meditación para quietar mente y cuerpo.

      Que lo disfruten, seguimos cerca!