Si de pronto, inesperadamente, sientes alegría, no dudes.
Entrégate a ella.
Hay muchas vidas y pueblos enteros destruidos, o a punto de serlo.
No somos sabios, y pocas veces somos bondadosos.
Igual, la vida tiene aún algunas posibilidades.
Quizás esta sea su forma de luchar,
que algunas veces pase algo mejor que todas las riquezas y que todo el poder en el mundo.
Puede ser cualquier cosa,
pero seguramente lo notarás en el instante en el que el amor comienza.
Al menos, es lo más habitual.
De todos modos, no temas a su abundancia.
La alegría no está hecha para ser una migaja.
Mary Oliver
Traducción: Fabiana Fondevila
A veces nos resistimos a sentir la alegría. A veces, a expresarla. A veces las dos cosas…somos complejitos…
Me gusta diferenciar la alegría de otras cosas que no lo son, aunque nos hagan reír. La alegría para mí es franca, legítima. Se gana por derecho propio un lugar en mí, merecidamente. Y suelo no resistirme. A veces hay situaciones en las que no me siento cómoda expresándola y por eso mismo, también decae en mi interior. Claro…me suena que es bien expansiva y pide pista para florecer. Una alegría no expresada sería como una flor que queda cerradita.
A veces tememos la envidia de los otros, o que no nos miren con buenos ojos si estallamos de alegría. A mí me ha pasado también al revés, de momentos estar tan mal y sentirme tan fuera de la vida que la alegría de los otros me resultó incomprensible y hasta dolorosa. Por eso mismo creo que a veces trato de ver si estoy en “casa” para expresarla.
Pensaba en ese poema que dice: “te desdeñé alegría…” tanto oculto a la amargura y la tristeza… Es también cierto que para algunos autores la alegría es superficial mientras que la tristeza es profunda e inmensa. Pero para mí, la alegría es también un mar, contundente, insoslayable que reclama y tiene, afortunadamente, su turno
Que puedas albergarla cada día con más amor y abandono, Dani querida!