Ni arces ni abedules:
sauces, tipas, palos borrachos.
Ni águilas ni ruiseñores:
tordos, zorzales, horneros.
Ni mares ni montañas:
pasturas pavimentadas
en ángulo recto,
en cuadrícula.
Ni amplios horizontes,
ni pleno sol ni plena luna.
Pero es el hogar
el que conoce mi sombra,
y todo camino es un lento
peregrinar
hacia sus brazos.
Fabiana Fondevila
Fotografía: Miren Aboitiz