Pete Seeger fue un querido cantante de música folk estadounidense. Pero fue tanto más: puso su música y su carisma al servicio de todas las causas nobles: banjo en mano, cantó contra la guerra de Vietnam (y toda forma de violencia), a favor los derechos de los negros en épocas de Martin Luther King Jr., en defensa de los trabajadores más oprimidos, por la preservación del planeta, y muy especialmente por la recuperación del Río Hudson, que amaba y por el flotaba en un barquito llamado Clearwater, regalando canciones.
Junto con Woody Guthrie, Joan Baez y Bob Dylan, fue un trovador del pacifismo y la libertad, y exploró con pasión las músicas y culturas de otros países. Fue famosa su versión de Guantanamera, y también una adaptación de El joven de Alcalá, cantada por los brigadistas (luchadores extranjeros por la República) al volver de la Guerra Civil Española.
En 1951 el Comité de Asuntos Americanos lo condenó a doce meses de prisión, y a 17 años de total censura en los medios de comunicación locales. Nada lo acalló. Cuando murió el lunes pasado (27 de enero, 2014), a los 94 años, dicen quienes lo conocieron que su sonrisa, su fervor y su amor por la vida estaban intactos.
La revista Yes (un medio ecologista y activista social que vale la pena conocer) republicó una entrevista con Seeger del 2007 titulada “¿Cómo puedo dejar de cantar?”. Allí expresaba su convicción de que si el planeta sobrevive a los males que lo aquejan, no será por grandes campañas, sino por las miles de pequeñas acciones de ciudadanos conmovidos y comprometidos. Así lo dijo él:
“Ha sido mi creencia que aprender a hacer algo (por el cambio) en tu propio barrio es lo más importante. No soy solo yo que lo piensa. Margaret Mead dijo: ‘Nunca dudes de que un pequeño grupo de personas puede cambiar el mundo, de hecho es lo único que lo ha logrado’. Y el gran biólogo René Dubos dijo: ‘Piensa globalmente, actúa localmente’. Y E. F. Schumacher dijo ‘Lo pequeño es bello’. Y ahora, también, Paul Hawken. todas estas personas están diciendo lo mismo.
Si hay un mundo aquí en cien años, habrá sido salvado por decenas de millones de pequeñas cosas. Los poderes a cargo pueden desarmar cualquier gran movimiento que quieran. Pueden corromperlo, destruirlo por dentro, atacarlo por fuera. ¿Pero qué pueden hacer con diez millones de pequeñas cosas? Destruyen dos, y tres más se levantan!”
Por Paul Seeger y su lucha melodiosa. Por su vida de pequeñas acciones, y las miles de acciones que ellas generaron. Por la cadena de la que forman parte, asombrosa y vital.