Y recordé una vez más
mis pequeñas aventuras
mientras el viento de la costa me llevaba
mar adentro en mi kayak
y sentía el peligro.
Mis lágrimas,
esas pequeñas que pensé tan grandes
por todas las cosas vitales
que tenía que lograr y conseguir.
Y sin embargo, hay solo
una cosa grande.
La única cosa.
Vivir para ver, en chozas y en travesías,
el gran día que amanece,
y la luz que llena el mundo.
Canto tradicional del pueblo Inuit
Traducción: Fabiana Fondevila