Mañana silvestre,
las heridas de la noche duelen aún.
Pero el sol entre las ramas llama a otra cosa:
Abandona todo refugio.
Entrega las armas.
Olvida tus nociones del bien y del mal
y haz silencio.
Hay una voz más simple
que tus argumentos.
Navega la mañana.
Recibe la paz.
Fabiana Fondevila
Foto: Miriam Pösz